21 agosto, 2023
Las nuevas subjetividades en el capitalismo de la vigilancia

De la enajenación del trabajo en Marx a la apropiación de la producción social de subjetividades en el capitalismo de la vigilancia

Autora: Verónica Sforzin [1]

El capital industrial y el trabajo enajenado en Marx

Con la misma economía política, con sus mismas palabras, hemos demostrado que el trabajador queda rebajado mercancía, a la más miserable de todas las mercancías. [2]

En eso consiste el fetichismo: tomar a la cosa como persona y a la persona como cosa. ¿Qué significa desfetichizar? Restituir la persona.[3]

Carlos Marx desarrolla su concepto de trabajo enajenado en los famosos manuscritos de economía y política[4], concepto que luego retoma en su obra “El Capital”[5]. Lo utiliza para describir cómo un modo de producción especifico, el capitalismo, intercede en la forma en la cual el trabajador se relaciona con los otros trabajadores, con el producto y la actividad que desarrolla, así como con la clase propietaria, pero también con la naturaleza y con el mundo de las cosas, advirtiendo cómo el capitalismo, como modo de reproducción de la sociedad y de la especie, subsume todas las orbitas de la vida social.  

Discute con los intelectuales y políticos que suscriben a la economía política, criticando fuertemente a estos intelectuales al servicio de los propietarios, quienes construyeron, a través de fórmulas generales el mito de la propiedad privada como una entelequia pre-existente, ocultando los procesos sociales e históricos que permitieron su constitución. Velando también las relaciones sociales de fuerza y poder detrás de la consolidación de una división de trabajo espantosamente injusta para los trabajadores.

Con la misma economía política, con sus mismas palabras, hemos demostrado que el trabajador queda rebajado a mercancía, a la más miserable de todas las mercancías; que la miseria del obrero esta en razón inversa de la potencia y magnitud de su producción; que el resultado necesario de la competencia es la acumulación del capital en pocas manos, es decir, la más terrible reconstrucción de los monopolios (…)y la sociedad toda queda dividida en las dos clases, de propietarios y obreros desposeídos.[6]

En estos manuscritos, Marx intenta poner en relación los hechos fundantes del capitalismo: la propiedad privada, la separación del trabajador de los medios de producción, con fenómenos considerados de la órbita de lo subjetivo, como la codicia y la valoración o desvalorización del ser humano. Marx nos mostraba, a partir de una minuciosa descripción, cómo un modo de producción ordena, atraviesa y es parte de la construcción de subjetividades, y cómo específicamente el capitalismo provoca una enajenación general del ser humano con las fuerzas materiales que lo rodean y con la propia vida en comunidad.

Marx explica un hecho que aparece en la órbita de la economía:  el aumento de la pobreza del obrero cuanta más riqueza produce (pág. 105). El obrero, dentro de un proceso productivo, que no controla, ni concibe, es sólo una mercancía del mismo, única con la capacidad de agregar valor, única que se desdobla, produciendo las mercancías que ordena el propietario y produciéndose a sí mismo.

En estos escritos, Marx describe cómo las cosas que el trabajador mismo produce se le presentan como algo extraño, regido por leyes extrañas. Este trabajador, que no posee los medios para su subsistencia, sino que produce para otro, se encuentra con un proceso general productivo que le es oculto y extraño.

 La enajenación del trabajador en su producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en un poder independiente frente a él; que la vida que ha prestado al objeto se le enfrenta como cosa extraña y hostil. [7]

En otros escritos Marx también describe el proceso histórico que da nacimiento al trabajo enajenado, en donde se produce la separación del productor directo de los medios de producción, el nacimiento del capitalismo. Proceso histórico cargado de violencia y de ahí su famosa frase “el capital nace manchado de sangre”[8], descripción que batalla con las ideas hegemónicas de ese momento acerca del pasaje del modo de producción feudal al capitalismo como procesos armónicos.

Siempre que se lo lee y relee a Marx es desde algún lugar, y sin duda uno de los grandes analistas de su obra desde un pensamiento situado latinoamericano es Enrique Dussel. Desde su perspectiva, la obra de Marx se destaca por la dimensión ética. El campesino – trabajador que es despojado de sus medios para la subsistencia, de su tierra, de sus máquinas, de sus herramientas, de la planificación del proceso de producción de bienes, antes que trabajador fue pobre, fue despojado. Sin nada que ofrecer más que su cuerpo y su tiempo, se ve obligado a trabajar en las fábricas sin poder incidir en las condiciones de explotación [9]. Esta situación histórica es un problema de poder y de ética.

El capitalismo produce la profundización de la ruptura de la vida en comunidad, las mayorías son despojadas de la construcción de lo social, incluido el proceso de producción de subjetividades. El proceso de producción de la sociedad queda materialmente en manos de los grupos de poder.

La mercancía es el fetiche que obturan la capacidad de visualizar el sistema de explotación en el que se encuentra inmerso el trabajador y que constituye el “Ser trabajador”, situación que construye un tipo de subjetividad especifica del modo de producción capitalista. Una subjetividad construida por un Otro[10]. La reproducción de la vida no le pertenece al trabajador, no tiene capacidad de elegir como vivir su vida.

El acto transformador y fundador de la clase obrera o del pueblo como sujeto[11], es retomar el sendero de la construcción colectiva comunitaria, solo posible desde la política, situación que implicaría la comprensión acabada de que la subjetividad se construye siempre colectivamente y desde lo económico – material en donde el cuerpo opera como soporte de un trabajo colectivo concebido, diseñado y realizado colectivamente. Trabajo no-enajenado, que mantiene la fuente creativa del ser humano y constituye una subjetividad comunitaria y así colectiva, común y total. Esta subjetividad, bajo el capitalismo, que aparece “perdida” objetivada se le presenta al trabajador como situación “en si” en donde solo es reproductor, no productor.

La afirmación de lo comunitario no solo como historia, sino como utopía, implica la construcción de lo que precede al sujeto y su subjetividad, implica retomar el sendero en donde somos sujetos que “estamos siendo” con los otros “en-comunidad”. Es decir, plantear un otro exterior que opera en la construcción subjetiva del estar siendo latinoamericano. En otros términos, un ideal, una espiritualidad que da la fuerza necesaria para caminar hacia la negación y superación de lo existente. No implica el fin de los conflictos, implica un reequilibro de los mismos, permitiendo que las fuerzas fluyan en diversas direccionalidades, constituyendo otra situación pos-capitalismo, siendo que bajo el capitalismo siempre fluye en un mismo sentido: a favor de la acumulación del capital.  

Esta espiritualidad y este Otro ideal, se sostiene materialmente en la transformación subjetiva cotidiana y posible a partir de la comunión social como hecho, de la situación común que implica tensiones, distensiones, acompañamientos, intercambios, cambios, roles, etc., pero sobre todo humanidad. La lucha es salud mental, la lucha y la organización posibilitan la reapropiación de la subjetividad perdida en la órbita de la economía al haberla delegado a un Otro, ya que el acto de la producción capitalista, la actividad productiva en sí, produce enajenación.

La vida genérica del ser humano, la vida en comunidad, se encuentra rota a partir de la consolidación de la desposesión capitalista, se nos presenta como un medio para su existencia, la del trabajador y del capital, no como la existencia misma. Como plantea Marx la actividad creadora se desplaza del trabajo hacia otras orbitas que todavía, bajo el capital industrial y financiero, quedan al margen de la explotación capitalista.

La apropiación de un grupo de los medios de producción social, pasa a otro nivel en la fase del capitalismo actual, ya que atravesamos nuevas situaciones de despojo y acumulación, específicamente del mundo íntimo y de los vínculos, rompiendo esa vieja barrera entre lo público y privado propio de la modernidad y del capitalismo financiero industrial.

La subjetividad continúa siendo organizada por Otro, pero con características específicas, es un Otro financiero, especulativo y oculto detrás de su gran Aparato Tecnológico (Zuboff, 2021), despegado de la producción real, intenta la construcción de subjetividades acordes a este nuevo régimen de acumulación. La característica específica y fundamental de estas nuevas subjetividades es la apariencia de la libertad de elección a partir del desapego corporal que propone lo digital.

El dolor corporal como plantea Dussel, de las victimas del sistema capitalista, el cuerpo sufriente del trabajador como realidad ontológica, desde donde plantear la crítica, se transfigura. El individuo que propone el capitalismo de la vigilancia, no se concibe ni trabajador, ni sufriente. 

La tecnología, tan humana y tan divina

En estos pasajes Marx también nos muestra como la construcción de los mitos es parte fundante del capitalismo, vimos como los economistas de sus tiempos fueron los actores centrales que presentaron e instalaron las leyes desde cuales se consolidaron las relaciones sociales del capitalismo como universales, condicionando, justamente, a los cuadros y al sistema político.

Así también se comporta un ejército de intelectuales que ocultó el nacimiento del capitalismo de la vigilancia, si bien, con muchas más herramientas científicas y técnicas que en aquellos años. Este proceso de ocultamiento no utilizo principalmente a la academia, sino a los medios masivos de comunicación, los cuales erigieron el mito de que las tecnologías de la comunicación y la información se iniciaron en los garajes de algunos cerebros brillantes, asentado en la ideología meritocracia, base del neoliberalismo.

Esto permitió ocultar las relaciones sociales cargadas de apropiación por desposesión del conocimiento y de la división del trabajo que fue lo que realmente posibilito que, luego de la segunda guerra mundial, Estados Unidos sea el único país que desarrolle las TIC.

En el centro de las relaciones sociales se fue ubicando solapadamente a la tecnología anglosajona, conducida por una elite tecnocrática. Así los ritos se reemplazan por protocolos inalterables y lo religioso emergió nuevamente a partir de la creencia de un nuevo infinito: la tecnología[12].

En este mundo en crisis civilizatoria, en donde el mundo multipolar naciente se encuentra en trabajo de parto doloroso, parece que lo único permanente y estable es la tecnología.

Ésta, bajo el sistema capitalista siempre fue un fetiche, en tanto objeto producto del trabajo enajenado y por lo tanto como mercancía que se presenta extraña al trabajador. La particularidad de la IA es que este fetiche tiene la característica de aparecer como la verdad universal.

El Sistema de Posicionamiento Global (GPS) nos lleva de un lugar a otro sin que tengamos que preguntarle a nadie, el Chatbot GPT nos permite dilucidar cualquier duda, Google nos permite buscar al infinito cualquier dato que necesitemos, los relojes inteligentes nos miden las pulsaciones, los metros recorridos, la glucemia, servicios con los cuales ya no podríamos vivir y que se insertan justo en el “entre” del lazo social.

La Inteligencia Artificial (IA) se nos aparece una y otra vez como un objeto con capacidades mágicas, capaz de producir realidades. Se leen todo el tiempo títulos como: “Inteligencia artificial hace reveladoras predicciones sobre el fin del mundo en 2023” [13], “¿La Inteligencia Artificial podría acabar con la humanidad?” [14], “La inteligencia artificial fue responsable de 4 mil despidos en mayo” [15], “Inteligencia artificial reemplazará un 25% de los puestos de trabajo en el mundo” [16]

Esta tecnología es el fetiche de la época, el nuevo escondite del capital que, poniendo a esta tecnología delante de los ojos de las mayorías, esconde su responsabilidad social. Esta situación es la máxima expresión de lo que Marx denominara la enajenación del producto.

Las IA que conocemos son un exponente de la división internacional del trabajo, tecnología en la que se acumula trabajo intelectual y trabajo material, atravesados de relaciones sociales de producción, siendo que a la vista de todos se presenta como un objeto extraño, con capacidades desconocidas, similares a las de un Dios. Un producto social, posicionado como un objeto poseedor de la verdad universal. Y esta es una de sus principales características: la posesión de la verdad. En el pacto social de la modernidad la verdad o grados de verdad se establecía mediante acuerdos entre los diferentes actores en relación a los hechos sociales; la imposición de la virtualidad monopolizada vuela por los aires este pacto estableciendo una nueva norma: la verdad solo es posible desde la tecnología.   

Tras las huellas de la producción de subjetividades

En el capitalismo angloamericano, especulativo y tecnocrático se encuentran las huellas del capitalismo financiero[17]. Esta forma de capital anterior que comandaba las fuerzas productivas convierte el entorno en un medio para la subsistencia, incluso la vida en comunidad y el cuerpo del trabajador se convierten en medio y soporte material e instrumental en relación a un Otro que ordena el proceso productivo.

El capital angloamericano reordena las relaciones sociales de producción pos segunda guerra mundial, desarrollando la escala transnacional y utilizando la revolución tecnológica para descentralizar el proceso productivo. Organizando un nuevo sistema económico global en donde es la ideología y la cultura angloamericana la que se impone como universal. El “derecho de tutela” impulsado por Samuel Huntington[18] se instala como verdad incuestionable.

Dentro del eje angloamericano, la derogación de la Ley Glass-Steagall y la crisis económica del 2008 son hitos que permiten que lo financiero especulativo se imponga como forma dominante, reconfigurando rápidamente las relaciones económico-políticas e intentando absorber y subordinar a las anteriores. Para lo cual ordena y media no solo la producción, sino la distribución y la realización.

Esta propuesta implicó una concentración y centralización del proceso de organización de la sociedad, llevando al achicamiento de la estructura productiva, con la consecuente desigualdad social, desocupación y empobrecimiento del pueblo. En la actualidad esta forma de capital y el proyecto des-civilizatorio que encarna no tiene nada que proponerles a las mayorías sociales, y se encuentra en crisis terminal. Implica la aniquilación de los otros por parte del Gran Otro, a los que ya no concibe como trabajadores, sino como excesos, volviendo una vez más sobre la vieja ideología maltusiana.

A diferencia del capitalismo del Siglo XIX que analizo Marx, en el capitalismo financiero especulativo no hay un lugar productivo donde alojar a las mayorías sociales, la economía de los servicios se presenta engañosamente como una propuesta en donde puede haber lugar para todos, siendo esta una economía que no produce valor, solo reordena la logística de la producción existente.

Domina la órbita del mercado, de la circulación (Dierckxsens, Formento. 2023), específicamente a través de la monopolización de la producción del dinero y lo digital que es lo que le permite una manipulación de los mercados, no solo tratando de controlar el dinero digital, sino construyendo una nueva relación de producción basado en el control de datos y la manipulación de las sociedades para el consumo, distorsionando y monopolizando una estructura diversa de mercados a nivel global. Se presenta a la tecnología con la capacidad neutral de reorganizar los mercados para la ganancia de la comunidad, siendo que es la que impone, mediante los programas de IA, qué dice, quien produce y quien consume lo que se produce, logrando así reproducir un orden neocolonial tecnocrático. 

Estos fuertes condicionamientos materiales, son posibles gracias a la monopolización de la producción del dinero y de la tecnología sostenidos por la ventaja comparativa que logro el eje angloamericano en términos de industria militar tecnológica pos segunda guerra. Teniendo la capacidad de impulsar el endiosamiento ya no solo del dólar y del dinero en general, sino de la tecnología, la cual ocupa el lugar de “la verdad”, “lo objetivo”, haciendo, de esta manera que los productores, los consumidores, el mercado en sí, dependan voluntariamente de sus servicios digitales.

En este marco, los “otros”, para el capital, ya no son considerados trabajadores, sino dadores de datos, consumidores y trabajadores en última instancia. Para las mayorías, la relación con el Otro que antiguamente ordenaba el proceso de producción de bienes reales, se establece a partir del uso y consumo de tecnología, estableciendo así el nuevo terreno en el cual se construyen las subjetividades: el virtual.

En los países del Sur Global y en específico en América Latina y el Caribe hay mucho recorrido teórico acerca de cómo la utilización de tecnología extranjera nos consolida en nuestro lugar de dependencia con los países imperialistas, esta es una situación que debemos analizar también desde el plano de las subjetividades, en donde el consumo de tecnología anglosajona permite la consolidación de un sistema de subordinación económica, pero específicamente en función de lo que trabajamos en este ensayo: subjetiva. 

Frente a esta imposibilidad de alojar materialmente al otro como trabajador (explotado, pero trabajador al fin) el capital avanza agresivamente en el desarrollo de nuevos modos de producción de poder, desarrollando las capacidades de manipulación hacia las sociedades y de construcción de nuevas subjetividades, tratando de obturar la capacidad crítica, innovadora, creadora del sujeto. Es el capital, en su desesperación el que avanza compulsivamente hacia todos los rincones de la vida en comunidad, hacia la naturaleza humana y hacia lo íntimo.

En la fase actual del capitalismo, el capital logra un aspecto que Marx ya lo había analizado, pero lo lleva a un nuevo nivel, es la alienación respecto del otro. El otro se me presenta como algo extraño, ya no solo como mercancía y por lo tanto en competencia, sino como algo ajeno a mí y mi realidad, esto se logra porque aparece algo que ocupa ese lugar: la tecnología. La tecnología ocupa e lugar del Gran Otro marcando que está bien y que no, y del otro, en un juego de espejos del que es imposible salir, reorganizando las relaciones sociales. El capital en esta etapa logra la apropiación de la naturaleza humana y a partir de ahí reordena la sociedad según su necesidad, saliéndose de la esfera productiva como el lugar donde se construye subjetividad.  Incluso podríamos decir que el capital financiero especulativo, fuerte en la órbita de la circulación es el que intenta lograr la reconfiguración de las relaciones sociales.  

El proceso de construcción de nuevas subjetividades lo podemos desdoblar en dos planos, por un lado, cuales son las nuevas subjetividades que se desprenden de una nueva materialidad, propia de un capitalismo transnacional, descentralizado, global, que propone una economía de los servicios y sin duda digital y tecnológico. Mientras que, en otro plano, las subjetividades se ven amenazadas por toda una ciencia y tecnología al servicio de la manipulación social para lograr condicional los comportamientos y conseguir sujetos sumisos y funcionales. Los antiguos métodos de la sociedad civil que analizo Gramsci o la funcionalidad de la religión es reemplazada por un aparato tecnológico capaz de influir en el individuo, en la promoción de miedos y emociones y en la construcción simbólica del mundo.   

En este momento histórico es clave comprender que la subjetividad está en disputa, principalmente a partir de establecer el terreno en el cual se realiza. En el terreno productivo (de bienes y servicios, así como de lo social) o en el digital-virtual-especulativo. La salida del mundo capitalista y el camino hacia un mundo multipolar implica la reversión del proceso de adicción a la tecnología y la humanización de la misma. Esto solo es posible con una reapropiación por parte de los Estados y las comunidades de la tecnología como instrumento al servicio de los proyectos populares, con capacidad de diseñar y concebir y producir tecnología original. Esto implica que el terreno de construcción de subjetividades vuelva a ser el de la producción en comunidad, utilizando lo virtual de manera subordinada e instrumentalmente.

El problema para nuestra región, e incluso también para Europa es la subordinación estructural a este capital en crisis, lo que hace que el proceso de nacimiento del mundo multipolar sea todo un desafío urgente y una necesidad histórica para nuestra propia sobrevivencia.

Arráncame la vida…o la subjetividad

En esta arqueología del capitalismo vemos los cimientos que muestran la mediación social en la construcción de las subjetividades de las mayorías, sin que esto opaque la potencia creadora del sujeto mismo.

El sujeto, junto con otros, en comunidad y bajo condiciones materiales dadas va moldeando su propia forma de significar el mundo. A su vez, como la subjetividad nace de lo común, de lo que el ser humano tiene en común (este término no lo utilizo para establecer que haya coincidencia significativa; sino que refiero a una materialidad y situación que une), en este sentido, toda subjetividad es política, como lo plantea Bonvillani, quien propone que toda subjetividad se puede comprender como subjetividad política, como configuraciones colectivas.  

“(…) un modo de ser y estar en el mundo: la subjetividad política es la piel subjetiva que vive la experiencia de encuentro/desencuentro con los otros que plantea la vida en común.” [19]

Así también, como plantea Castoriadis, la subjetividad es un proceso (no un hecho acabado) donde el sujeto se constituye y modela a sí mismo en el entramado de dos órdenes irreductibles e inseparables: el de la psique-soma y el histórico-social [20].

En el proceso de construcción de subjetividades el lenguaje y lo simbólico son instrumentos claves, estas herramientas, junto con la experiencia en sí, vivenciada, permiten la transmisión de procesos históricos y culturales complejos, de luchas y resistencias, y la comprensión de cómo funciona y actúa el orden que los grupos de poder imponen. Es decir que la subjetividad permite una comprensión del mundo, original y propia; atravesado por las luchas y las resistencias, así como por el orden dominante. El cuerpo es el soporte y por donde se expresan las representaciones y síntomas psicológicos.       

El capital financiero especulativo despliega una capacidad única de apropiarse del proceso de construcción de sujetos y subjetividades para lograr que sean funcionales a sus necesidades, sujetos emocionales, fácilmente manipulables. Esto lo logra a partir de controlar y de imponer el terreno en donde se construyen las subjetividades: lo digital – virtual. Se impone así una nueva forma de producción de poder, según Zuboff, el poder instrumentario que busca el control del comportamiento.

El lugar central que hoy tienen las tecnologías de la información y la comunicación hegemónicas en las sociedades es el problema económico y geopolítico que sostiene esta situación de debilidad para los proyectos contrahegemónicos del Sur Global. Estas tecnologías, desprendidas del origen social, fetichizadas, son ubicadas en el centro de lo social, objetos que dictaminan lo que está bien y lo que está mal, el “hacia donde” de las sociedades y relaciones.

La situación material de subordinación tecnológica, pero también la construcción ideológica – cultural de los grandes medios de comunicación, de la industria de las series y películas, y de las mismas redes sociales impusieron la centralidad de estas tecnologías, desprendida de su ropaje de poder. Esta situación histórica impulsada desde los grupos concentrados permite que impongan el terreno en al cual se libre la batalla, para así imponer su victoria sobre el sujeto. Es decir, si el terreno desde donde se construye las subjetividades es el digital – virtual, terreno que no es democrático, dominado por el capital y en específico por las corporaciones anglosajonas, tendremos grandes problemas para construir las condiciones materiales que permitan desplegar el sujeto y las subjetividades que se necesitan desde el Sur Global para sostener un proceso colectivo de transformación social.    

Frente a la crisis de las instituciones de la modernidad, del Estado, los sindicatos, los partidos políticos, incluso de la democracia, las nuevas generaciones han quedado cara a cara con la tecnocracia anglosajona, sin mediaciones, ni filtros políticos, situación que de hecho implica la constitución de una nueva institucionalidad que reemplaza a las anteriores y es caracterizada por la cercanía y proximidad entre el individuo y el poder corporativo que implicó no solo el ocultamiento y la ubicuidad de las diferencias de poder, sino representaciones epocales como el autismo, la angustia, ansiedad y depresión.

Las últimas generaciones de América Latina y el Caribe, que son “nativos digitales”, se criaron usando el celular y los programas de las corporaciones del Silicón Valley. Antes de hablar supieron como “pasar” con el dedo una imagen o un video y luego adquirieron el lenguaje digital como su lengua materna, incluso fueron espectadores de cómo sus padres ya ponían en el centro de la escena, durante la crianza, a las redes sociales. Esta situación construyo una generación que, de manera compulsiva, comparte sus estados emocionales, haciendo de los afectos y lo íntimo una manera de expresión social, un fenómeno de época, y convirtiendo lo social en un mero soporte de la canalización de las emociones personales.

La consolidación de esta relación íntima entre las nuevas generaciones y el capital financiero especulativo en el terreno virtual es una gran victoria del capital anglosajón, el cual, escondido tras esta tecnología, consolida su cuota de poder, ya que gracias a estos consumos masivos, adictivos y desbordados pueden reproducir la relación de poder sin costos.

  1. Ruptura de los lazos comunitarios y disociación entre el cuerpo sufriente y la libertad.

Como primer aspecto de la centralidad de lo digital hegemónico podemos observar la profundización de la ruptura de los lazos comunitarios e históricos a partir de desanclar al sujeto aprovechándose de la disociación entre la psique y el cuerpo en la que se funda. Mientras la psique parece no tener límites y es llenada con imágenes e información global, el cuerpo sufriente sigue anclado a una realidad material del país y territorio en el que se vive, en donde se está-siendo físicamente. Esto podría no generarse si, bajo una concepción nacional, popular y comunitaria, la tecnología se encausara dentro de las grandes estrategias nacionales, locales e individuales, concibiéndose en instrumento y parte del hacer.

Pero la situación actual no es esa, es la de una tecnología anglosajona que le propone al individuo una pretensión de libertad inmediata, instantánea imposible de lograr desde las propuestas políticas de los Estados nacionales[21], generando en el individuo una disociación generadora de angustia.

Esta situación angustiante podría ser el primer paso de la transformación individual y social, en tanto sea canalizada comunitariamente, en un proceso colectivo, organizacional que permita generar el lazo y la conciencia de la situación de subordinación y explotación subjetiva al que estamos sometidos. Por ahora pareciera que los grupos de poder logran sostener la angustia como parálisis social o como estallidos de odio, en tanto en individuo continúe aislado entre sí y atado al poder central a través de lo tecnológico.

  • La construcción del Gran Otro digital

Lo que se define como familia y la familia como institucionalidad de los vínculos primarios siempre estuvo atravesada por la cultura y los modelos de país, traducidos en políticas púbicas. La tecnocracia actual intenta reorganizarla poniendo en el centro de estos vínculos a la tecnología de las corporaciones privadas, con el costo de una redefinición de lo que se define como “lo humano”.

Momentos tan íntimos como el amamantamiento o lograr las primeras muecas de los bebes están siendo mediados por el celular resignificando lo íntimo y primario, dejándolo a merced de las necesidades de monetización y de poder de las corporaciones. Ejemplo de esto es la aplicación taiwanesa “el traductor de llantos infantiles” que, mediante Inteligencia Artificial, pretende definir, con un 92% de exactitud! qué es lo que pide un bebe recién nacido pide cuando llora[22] . Los padres, poniendo el celular al lado del llanto podrían traducir en palabras el llanto, aclarándoles, si es por comida, porque tiene el pañal sucio o porque tiene gases, sacándolos así de la incertidumbre que implica no saber que quiere.

La certeza de la tecnología impide frustraciones, incertidumbres, generando individuos con cada vez menos capacidad de tolerancia. El problema central es que no hay una traducción real del llanto del bebe a lo simbólico, sino que ésta es solo una construcción netamente subjetiva, es decir única y original que se establece a través del vínculo con el otro. Es el vínculo y el ejercicio de sostener este vínculo lo que la tecnología hegemónica vuela por los aires.

Esta tecnología viene a encubrir una falta preexistente, inherente del sujeto, la cual se iba resignificando a lo largo de su vida. Este tipo de tecnología nos quitan herramientas para la simbolización obturando las relaciones primarias y por lo tanto impidiendo que exista el lazo que sostiene el sufrimiento del ser seres incompletos y finitos. ¿Acaso la humanidad pedirá con todas sus fuerzas a la tecnología que le quite la incertidumbre de ser seres humanos y le dé una certeza a costo de dejar de ser propiamente humanos?

Por otro lado, indagando un poco más en las estructuras primarias, siendo el objeto tecnológico, el celular el centro de la crianza y siendo el objeto de la demanda y por lo tanto del deseo de la madre y del padre, se produce una distorsión para el bebé acerca de quién es el Otro que estructura y simboliza, así como quien es el otro que es el falo imaginario[23]. Es decir que se reconfigura el esquema primario atravesado por nuevos modos de producción de poder que interfieren y avanzan racional y conscientemente sobre la estructura primaria de los sujetos. En términos genéricos podemos decir que es un avance más de la subsunción del capital hacia la vida; en términos específicos y geopolíticos es el intento del capital angloamericano por lograr un nuevo sistema de colonización psicológica y subjetiva de sus zonas de influencia.

Detectar estas situaciones y los vínculos que se están constituyendo sea quizás el primer paso para poder poner en el centro de debate a la subjetivad en relación al proyecto de país. Es la política pública estatal quien tiene que frenar, mediar, regular, reencauzar la situación actual.

  • La captura del lenguaje

Otro aspecto central del proceso histórico actual es la captura del lenguaje por parte de las corporaciones tecnológicas. El lenguaje, que se construye en comunidad, en el intercambio, pasa a estar erigido exclusivamente por y para el poder. El terreno de lo digital no es democrático, el pueblo no incide en los Avatares de las redes sociales, en los formatos de redacción, en la extensión de los mensajes, etc. Lo simbólico aparece procesado y pre-concebido en los laboratorios del Silicón Valley, ubicando al sujeto solo como consumidor del mismo. Proceso de enajenación simbólica que afecta el cómo nos pensamos.  

““Tomar la palabra” para distanciarse de una identificación opresora, es un procedimiento simbólico que se realiza a partir de la comprensión de que se pertenece a un colectivo que ha sido históricamente despojado de la posibilidad de nombrarse a sí mismo, y con eso, adquirir visibilidad pública, inscribiendo la “palabra re-apropiada” en un destino común [24]

A su vez la capacidad de simbolizar se ve afectada por el formato impuesto en el cual la imagen tiene centralidad y preminencia por sobre lo textual. La capacidad de diseñar y concebir se encuentra entrelazada a la capacidad de no solo vivir el aquí y el ahora, sino la capacidad proyectiva que permite lo simbólico. Si esta capacidad queda reducida solo a la proyección a partir de imágenes y de las imágenes del enemigo, reducimos la posibilidad de asumir la responsabilidad que implica la comprometerse a partir de creencias.

  • Guerra psicológica hacia el sujeto

A parte de estos aspectos más estructurales, muchos son ya los estudios que muestran en específico como las redes sociales del Silicón Valley, siendo instrumentos geopolíticos que forman parte del núcleo de poder angloamericano, manipulan a los sujetos para que permanezcan conectados las 24 horas del día, para así poder extraer información y continuar el proceso de crecimiento de sus desarrollos tecnológicos como la IA.

Esto se convierte en la base del proceso de manipulación ya que permite la construcción de perfiles psicosociales e influenciar en que los individuos se comporten de determinada manera, por ejemplo, comprando tal o cual producto o ideología.

Ya hay pruebas acabadas de que Facebook sabia ya desde hace mucho tiempo como sus redes sociales provocaban distorsiones de las percepciones corporales en adolescentes, acerca de cómo provocan ellos mismos un sistema de desinformación social para que las personas no dejen de consumir en sus plataformas y muchísimas más aberraciones que nos muestran aspectos concretos de cómo para las tecnocracia occidental los ciudadanos, el pueblo, solo esta ubicado en el lugar de consumidor y dador de datos, y no hay límite ético que los pueda contener la voraz necesidad económica y política, porque al fin y al cabo de lo que se trata es de geopolítica y de poder.   

  • Cultura y subjetividad de la conectividad

Las nuevas generaciones, los “nativos digitales”, los sujetos que han sido nacidos y criados en entornos digitales de nuestra región están atravesados por la realidad material que propone el globalismo financiero especulativo y tecnocrático, así como por estos nuevos modos de ejercicio de poder. Si bien el crimen no es perfecto, ya que persisten colectivos que resisten y que luchan construyendo y sosteniendo subjetividades solidarias, colectivas, contrahegemonicas.

Ahora intentaremos describir los rasgos centrales de las subjetividades que han tenido como espacio de formación central lo digital hegemónico.

  1. El entorno digital se les presenta como un entorno sin fronteras y sin relaciones de poder marcadas. Es muy complejo aceptar que las redes sociales en donde hemos crecido son un entorno lleno de trampas para nuestro desarrollo pleno como sujetos.
  2. La globalización de la información conlleva a exposición involuntaria de la intimidad mediante el fenómeno conocido como “viralización” (difusión masiva de crecimiento exponencial y muy veloz), de contenidos privados.
  3. La Noción de intimidad cambió para las nuevas generaciones, lo intimo es material de exposición social.
  4. La noción de lo social cambió para convertirse en medio y soporte para canalizar mi estética y emocionalidad.
  5. Son perfiles mucho más emocionales, en donde la coherencia de las trayectorias subjetivas que estaba soportada por un simbolismo de lo social y del propio sujeto entra en crisis. La coherencia es cedida a las redes cuando éstas te muestran un recuerdo de lo que hiciste hace un año, o con quien estuviste, generando un shock emocional y una historicidad del sujeto. “sos lo que internet dice que sos”.
  6. Lo anterior convive con la idea de la autodeterminación, tanto del género, como de lo que son, e incluso también de los diagnósticos como el “ser autista”, basada en la autopercepción. Esta falsa idea de libertad en la elección de lo que soy niega por completo las determinaciones sociales y las pone en cuestión, apareciendo toda mirada e intervención social como una imposición imposible de aguantar. Este fenómeno implica un gran desafío en la construcción del lazo social.
  7. La imposibilidad de sostener conflictos sociales como parte de la construcción social también es propio de las nuevas generaciones. Los conflictos se presentan como “cosmovisiones del mundo” distintas e incluso antagónicas en donde el otro es un extraño. Las redes sociales al haber encapsulado las crianzas de estos adolescentes o niños en las burbujas autoafirmación han impedido que estas generaciones acepten el conflicto propio de la heterogeneidad social y que este pueda estar sostenido bajo un lugar común (un país, un barrio), sostén fundamental para avanzar en la tensión y superación necesaria a partir de poner por encima de la mirada subjetiva otra cosa: lo común.
  8. Angustia y ansiedad como nuevas pandemias. Las redes sociales en su afán de conquistar nuestra atención utilizan mecanismos que generan adicciones en los sujetos y no existe pare estas corporaciones dimensiones éticas que pongan en jake sus ganancias. Como plantea Silvana Savoini

“Las fotos que nos recuerdan lo compartido, las publicaciones que nos muestran las nuevas relaciones de una expareja, las aplicaciones que nos permiten inferir incluso hasta qué hora la persona estuvo despierta, la frustración del “bloqueo”, la ansiedad del mensaje sin respuesta cuando alguien “clavó el visto” estando en línea, son algunas de las fuentes de angustia y ansiedad de los tiempos actuales.”[25]

Es decir que esta tecnología extranjera y extranjerizante está decidida a avanzar hacia la apropiación total del proceso de construcción de subjetividades, con el posible costo de dejar de construir sujetos y convertirlos en objetos moldeables.

Estamos aconteciendo a un momento histórico en el que la tecnocracia occidental intenta que la producción de subjetividades deje de estar conducida por el capital productivo, o por los Estados, por el proyecto de nación y pase a ser monopolizada por unas pocas corporaciones, con alcance global.

La pregunta de qué subjetividad necesita un proyecto nacional, popular y latinoamericano es imposible de contestarse en estas circunstancias de subordinación tecnológica. Los avances en el desarrollo de soberanía tecnológica y comunicacional a partir de la organización y las luchas, van de la mano de la construcción de la subjetividad que la región necesita para sostener las conquistas y su verdadera independencia[26]

Para que el crimen sea perfecto (Alemán, 2016) el sujeto tiene que vivir dentro del mundo digital, produciendo un sujeto sujetado a la tecnología. La adicción a las tecnologías es parte inseparable de la propuesta de este capital. Una dependencia subjetiva de los aparatos tecnológicos de Otros. Se establece así un nuevo modo de producción del poder, que Shoshana Zuboff denomina como poder instrumentario.

Shoshana Zuboff comenzó a relacionar a lo que ella denomina el capitalismo de la vigilancia con el Gran Otro, o el aparato digital.

El Gran Otro combina esas funciones de conocimiento y de actuación para crear un medio de modificación conductual ubicuo y sin precedentes. La lógica económica del capitalismo dela vigilancia se orienta –a través de las ingentes capacidades del Gran Otro – a la producción de poder instrumentario: reemplaza así la ingeniería de las almas por la ingeniería de las conductas.

Si bien su análisis deriva hacia una teoría del comportamiento, no fue ingenua en la terminología que utiliza permitiendo establecer la capacidad de los monopolios de lo digital de construir subjetividades, no solo comportamientos sociales. 

Esta demanda de los sujetos al aparato tecnológico, el cual lo pone en el centro de la escena en el proceso de crianza, y de las relaciones sociales implica un desafío para todo proyecto político que no quiera ser servil a la tecnocracia global.

De sujetos sujetados

Las subjetividades en América latina y el caribe son diversas, como lo han sido los procesos históricos y políticos, las propias culturas de los pueblos originarios y así también la tremenda desigualdad económica en un mismo territorio; estas diferencias forman nichos de miradas y comportamientos que parecen antagónicos. Estos grandes rasgos de la diversidad ideológico, cultural y subjetiva están atravesados por la dependencia, lo colonial, lo imperial que nos constituye como región, con un posicionamiento y una mirad original y única.

Las luchas y las resistencias, los arrodillamientos a los designios de los países imperialistas todo esto convive en la región, sin que un proyecto económico político adquiera coherencia y fuerza como para institucionalizarse y pueda generar un proceso dialectico con el sujeto y la subjetividad que lo sostenga. Ética, organización, trayectoria y subjetividad se entrelazan siempre en los modos de producción y en los proyectos que lo sostienen. Como nos muestra Fernando González Rey:

“La capacidad consciente e intencional de representación de las personas también se organiza en configuraciones subjetivas, por lo que nunca representa una capacidad racional pura que se puede contraponer a la dinámica subjetiva, pues es parte de ella. Por esa razón, querer usar lo representacional como solución para los conflictos humanos es absurdo, pues no es el carácter veraz de una representación sobre nosotros la que garantiza un cambio, sino la producción subjetiva asociada a las reflexiones que acompañan el desarrollo de una representación, en cuyo curso se generan sentidos subjetivos diversos en el curso de la configuración subjetiva que se organiza en ese camino reflexivo. El carácter mágico atribuido a la posibilidad de saberes verdaderos sobre nosotros como agentes emancipadores, es una expresión más del sujeto racional que ha hegemonizado la representación de la psicología.”[27]

Nuestros procesos sociales están repletos de resistencias, de luchas que la mayoría de las veces no pueden configurarse en proyectos políticos sociales, pero dejan huellas subjetivas de generación tras generación.

El sometimiento estructural y la dependencia comunicacional y tecnológica son temas irresueltos que afectan a las nuevas generaciones de maneras novedosas, hoy nos encontramos en una guerra hibrida en donde la guerra psicológica tiene una especificidad y magnitud como nunca antes se vio. Las representaciones del mundo, el cómo pensamos nuestra región, cómo vivimos en comunidad se pone en juego.

Fue la pandemia la que permitió volver a poner en el centro de la escena política a los Estados a pesar de la crisis de representatividad, ya que estos fueron los únicos que garantizaron el acceso igualitario de la sociedad al sistema de salud y a las vacunas. La pandemia de noticias falsas, desinformación y problemáticas sociales y psicológicas relacionadas a la tecnología quizás sean el punto de inflexión desde donde los Estados y organismos regionales, junto con la comunidad organizada puedan comenzar a retomar las riendas de los procesos tecnológicos y subjetivos.

Lejos de copiar procesos, tendremos el desafío, en la región, de concebir, desde nuestras culturas y características específicas, con un pensamiento situado y una ética propia, los mejores proyectos para que sean las sociedades, junto con los Estados, quienes definan los tiempos y los objetivos de la aplicación y la producción tecnológica, en función de nuestras propias necesidades como comunidad. Alejándolos así de la manipulación y la reproducción de lo hegemónico y extranjerizante.

Mientras la tecnología anglosajona es una continuidad de las ideas de la modernidad occidental, como la división entre psique-cuerpo, emoción-cognición, entre otras. América Latina es el lugar en donde el cuerpo adquiere protagonismo desde las resistencias y las luchas; en cada proceso político transformador, en donde el cuerpo colectivo expresado en la alianza entre el líder y el pueblo ha sido capaz de torcer estructuras pertenecientes a los sectores de poder. Aquí, aunque una clase media intelectual intente obturarlo, lo sensible, lo sufriente, lo corporal se amalgama con las creencias y construcciones teóricas situadas.  En este sentido nuestra tecnología, nuestros diseños y concepciones tecnológicas deberán dar cuenta de esta unicidad, impidiendo que se sigan reproduciendo tantos síntomas psicológicos propios de la negación de lo que somos: corporalidades sintientes, sufrientes y pensantes.

El conocimiento y la reivindicación de nuestras raíces culturales comunitarias, así como de las historias de luchas y un presente de cada vez más organización son algunas herramientas, algunos faros que pueden permitirnos que, frente a la guerra psicológica, continuemos siendo un sujeto latinoamericano imposible de domesticar. Los vestigios de comunidad de pueblos originarios, comunidad organizada, de lo común sigue estando como realidad y como historia, y sin duda será la creencia, la fe del pueblo sufriente en que otro mundo es y será posible la que, como plantea Dussel en su propuesta de la ana-dia-léctica, sea el primer momento del movimiento de la historia. Y de sueños e imposibles hechos realidades tenemos mucho en el Sur Global.

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[1] Doctora en Comunicación y licenciada en Sociología. Docente Titular Ordinaria de la Universidad Nacional de La Plata, Investigadora de la UNLP y del CIEPE – CLACSO. Autora del libro: Geopolítica de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Un análisis desde América Latina y el Caribe.

[2] En Marx, Carlos (2004). Pág.: 104.

[3] En Dussel, Enrique (1995) Pág.: 114-115

[4] Marx, Carlos (2004).

[5] Ver: Marx, Carlos (2001). Sección Tercera, capítulo V: proceso de trabajo y proceso de valorización.

[6] Marx, Carlos (2004).

[7] Marx, Carlos (2004). Pág. 106.

[8] Marx, Carlos (2001). Capitulo XXIV: La llamada acumulación originaria.

[9] Para una profundización del tema ver: Marx, Carlos (2001). Capitulo XXIV: La llamada acumulación originaria.

[10] En el Seminario 2, clase 19 de Lacan, donde realiza una introducción al Gran Otro, plantea, problemáticamente, cómo se establece lo simbólico, siendo que sin duda no se puede establecer a partir de una linealidad con lo real, “así nosotros hicimos hablar a los planetas”. Para Lacan no hay centro entre lo real y el ser humano y su capacidad de simbolizar, hay un movimiento constante. Del Gran Otro como ese lugar exterior y anterior del sujeto que lo predetermina y al cual está atado lo simbólico, podríamos decir que se establece solo comunitariamente, solo a partir del “estar-siendo con el otro”. Es en ese sentido que sostengo que la posibilidad del sujeto trabajador bajo el capitalismo de actuar en el plano del orden simbólico que ordena las interrelaciones, es a partir de recuperar la acción e interacción en comunidad en tanto potencia transformadora de lo social.

[11] Categorías que no son sinónimos, si bien aquí, debido a que no es el tema central del artículo no profundizaremos en sus diferencias, sí diremos que, retomando a Dussel, este trabajo se suscribe en la línea de análisis en la cual el sujeto de la transformación es “la comunidad de víctimas”, el pueblo; categorías que incorporan principalmente al trabajador/a como identidad, pero no solo al trabajador como clase obrera, sino al trabajador-pueblo, en donde se encuentra la ama de casa, el desocupado, etc.  Esto permite que la explotación se amplíe también desde la clase hacia la cultural, el género, la raza, etc.

[12] Todo lo humano es finito, todo lo social es finito, pero se reedita un nuevo mito del progreso indefinido en este espejo con el proceso de la revolución industrial del siglo XVIII.

[13] https://www.infobae.com/tecno/2023/05/20/inteligencia-artificial-hace-reveladoras-predicciones-sobre-el-fin-del-mundo-en-2023/

[14] https://gestion.pe/tecnologia/humanidad-i-la-inteligencia-artificial-podria-acabar-con-la-humanidad-i-inteligencia-artificial-noticia/

[15] https://www.infobae.com/tecno/2023/06/22/la-inteligencia-artificial-fue-responsable-de-4-mil-despidos-en-mayo-segun-estudio/

[16] https://www.ambito.com/inteligencia-artificial-reemplazara-un-25-los-puestos-trabajo-el-mundo-n5718065

[17] El capitalismo financiero es la fusión de la gran banca con la gran industria, en donde el capital productivo industrial comanda el proceso histórico, subordinando a las finanzas. Los préstamos se encuentran en relación a la necesidad de la producción, convirtiéndose en instrumento del capital productivo.

[18] Para más detalles ver su famoso libro “Choque de civilizaciones” (1996).

[19] Bonvillani, (2012) Pag.: 200.

[20] Castoriadis (2007).

[21] La imposibilidad de vivir la vida que propone el capital, se oculta una vez más a través del fetiche de la tecnología en donde ahí parece que somos todos libres e iguales al podemos consumir las mismas imágenes o ilusiones. 

[22] https://elpais.com/elpais/2015/12/30/videos/1451488421_040436.html

[23] El objeto tecnológico se convierte en el nuevo fetiche, que irrumpe en la vida íntima. Es un objeto-mercancía que tiene la capacidad de reorganizar las relaciones primarias a partir de ser un objeto que canaliza múltiples demandas subjetivas: las de comunicarse, las de esperar la retribución social, las de intercambiar dinero, pagar, entrar a mis cuentas y revisar saldos; las de realizar trámites; pedir comida, etc., etc. Volviéndose así un objeto mágico que todo lo puede. Este a su vez produce una captura de la intimidad a través de la apropiación permanente de información para convertirla en dato y así acrecentar su capacidad de influencia en los perfiles psicosociales de los individuos.

[24] Bonvillani, Andrea (2012).

[25] Savoini, Silvana (S/F). Erotismo 2.0 localización: https://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/21205/Erotismo%202.0.pdf?sequence=3&isAllowed=y

[26] Un pequeño ejemplo, que lejos está de desmantelar el ciclo de acumulación del capitalismo de la vigilancia, pero muestra cómo se puede comenzar a redirigir en tanto haya regulaciones, es el de la red social de la corporación Tencent, WeChat, la cual es regulada muy de cerca por el gobierno chino, incluso con miras de convertirse en propietario de la misma a partir de adquirir las acciones de oro. Esta corporación tomo como medida no aplicar el doble tilde azul, ya que “puede incrementar la carga psicológica y la presión social sobre los receptores de mensajes” Fuente: https://newsargenchina.ar/contenido/4747/wechat-no-ofrece-la-funcion-de-doble-tilde-azul-por-considerarlo-una-carga-psico#:~:text=en%20tu%20email-,WeChat%20no%20ofrecer%C3%A1%20la%20funci%C3%B3n%20de%20’doble%20tilde%20azul’%20por,a%20la%20que%20tiene%20Whatsapp.

[27] González rey, Fernando (2012).

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